En realidad no puedo hacer nada para cambiar lo que siento.
Y de pronto, aquí redactando, me encuentro con mi alma, mis gestos y la tristeza se complementan para emitir así la primera lágrima.
Después de todo, no soy tan fuerte.
Llegaste a mi vida sin necesidad de buscarte y encajaste en mi mundo como yo en el tuyo, éramos un engranaje perfecto. En un mundo ideal, r...